
Preguntas como esta surgen como consecuencia de un proceso de reflexión ante diversas inquietudes como: ¿Qué pasará cuando llegue el momento del relevo en mi empresa?, ¿Hay alguien preparado en mi organización para asumir este reto?, ¿Seremos sostenibles trabajando como lo hemos hecho hasta ahora?
Es probable que la empresa haya crecido y aumentado sus ventas, pero que sus procesos y forma de trabajar aún se realicen bajo el modelo de pequeña empresa, o puede ser que la evolución orgánica haya llevado a la organización a ampliar sus horizontes a nivel nacional o internacional y se encuentre con la necesidad de personal con conocimientos más específicos o habilidades y aptitudes distintas hasta las ahora requeridas. Como estas, podríamos citar muchas otras situaciones que son indicadores de una necesidad de profesionalización, pero cada escenario requiere un análisis específico y estructurado ya que ninguna empresa es igual a otra, cada una tiene sus propias particularidades.
La decisión de profesionalizar una empresa familiar puede significar el comienzo de una nueva etapa para la organización, es un proceso de sensibilización que implica un cambio de cultura y que debe ser respaldado e impulsado por la misma propiedad para que la organización entienda y pueda asumir los nuevos retos a los que se enfrenta, no sólo ante un mercado cambiante y fluctuante, sino que también es capaz de adaptarse a las situaciones internas que motivaron dicho cambio.
Los cambios hacia la profesionalización se generan poco a poco y pueden tardar años en calar en la organización, a menudo vienen vinculados también con el crecimiento o con la visión de explorar nuevos mercados y que lentamente permiten la incorporación de nuevos talentos y facilitan el desarrollo de un plan de formación y de carrera interno para dar la oportunidad a los profesionales que ya trabajan en la empresa.
El prepararse para ello no comienza de manera esporádica y fortuita, es fruto de la concienciación por parte de la propiedad, quien quiere asegurar un futuro estable, sostenible y viable, buscando la subsistencia e innovación constante de la empresa preparándola para el momento actual y para el futuro.
Junto con este proceso de cambio, vienen asociados temas como órganos de gobierno familiar, profesionalización del consejo de administración, protocolos familiares, plan de sucesión, entre otros. Es en todo sentido un proceso de transformación que bien orientado y ejecutado conducirá a la empresa a una posición mas competitiva y sobretodo mas sostenible en el mercado.
La profesionalización conlleva el pasar de la subjetividad a la objetividad, por ende y como consecuencia, a una serie de formas de proceder por parte de los colaboradores evolucionando de una cultura posiblemente paternalista a una profesionalizada.
Todos estos cambios en la gran mayoría de los casos generan naturalmente una resistencia, a los cuales la propiedad hace frente apoyándose en su equipo directivo, quienes se convierten en la correa transmisora y valedores de la gestión del cambio. Es más fácil tener una actitud pasiva que proactiva y activa.
Dicho esto, cuando la propiedad siente la necesidad de dar un salto cualitativo con objetividad, que le permita impulsar a su organización hacia nuevos horizontes, es muy probable que haya llegado el momento de reflexionar sobre la profesionalización.